El nudo más difícil de desatar
Luego de una fuerte discusión entre estudiantes, la docente sale de clase frustrada e intenta
convencer a algunos jóvenes que se acerquen y hablen con quienes discrepan. Estos le
responden: “Sentarse a hablar con ellos. ¡Imposible¡ Resuelva usted qué hacer”.1
Lograr que las partes que confrontan quieran sentarse a dialogar y pensar alternativas en
conjunto es una de las cuestiones más arraigadas y de difícil salida en materia de conflictos. En
otras palabras, el fracaso del diálogo como alternativa es uno de los nudos más difíciles de
desatar.
¿Qué significa desatar el nudo? Significa construir alternativas con el otro y para ello es
necesario que cada parte esté dispuesta a intercambiar con el que piensa distinto. Significa que
tenemos que ser conscientes de trabajar a partir de la interpelación mutua, desde una postura
crítica que permita incluir distintos enfoques y experiencias.
Para desatar el nudo se necesita promover un cambio en la perspectiva desde la que miramos
el conflicto y desde la que nos vemos unos a otros. Será necesario cambiar la imagen que se
construyó del otro, que en ocasiones es visto como “enemigo”. Esto nos permitirá identificar
que no somos solamente partes que confrontan sino también buscadores de soluciones que
incluyen al otro.
Hace falta voluntad para estar dispuestos a aceptar e incluir este enfoque y así desatar los
nudos más arraigados. La propuesta consiste en cambiar la ecuación, imaginando otras
alternativas posibles, dejando de decidir por otros (mecanismo de resolución muy recurrente) y cambiando la mirada de modo tal que las partes que confrontan pasen de ser pasajeros a los
que se les dice por dónde ir, a ser los protagonistas que deciden hacia dónde ir y qué riesgos
tomar.
1. Decenas de situaciones con similares características se presentan a diario, en las que tanto adultos como jóvenes rehúyen del diálogo con actores que confrontan.